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Siguiendo con nuestra sección sobre “Uso evaluativo“, traemos lo presentado por Betterevaluation en “Siete estrategias para mejorar el uso y la influencia de la evaluación“, donde Patricia Rogers nos cuenta ¿Qué se puede hacer para apoyar el uso de la evaluación? ¿Cómo pueden los evaluadores, gerentes de evaluación y otras personas involucradas o afectadas por las evaluaciones apoyar el uso constructivo de los hallazgos y los procesos de evaluación?
Este es un desafío desde hace mucho tiempo: el uso de la evaluación ha sido el centro de discusión durante más de 40 años (y seguirá por algunos más)
Esto es parte de la lista de estrategias de Patricia Rogers para antes, durante y después de una evaluación, y acciones que pueden ser tomadas por diferentes personas involucradas en la evaluación.
1. Identificar l@s usuari@s previst@s y los usos previstos de la evaluación desde el principio
L@s recién llegad@s a la evaluación a menudo pasan directamente a elegir métodos para la recopilación de datos; L@s profesionales experimentad@s y aquell@s familiarizad@s con la extensa investigación sobre el uso de la evaluación saben la importancia de identificar l@s usuari@s y usos previstos desde el principio. Cuando identifique a l@s usuari@s previst@s, seamos lo más específico posible, tengamos claro quiénes son l@s principales usuari@s previst@s y consideremos si se puede utilizar la presentación pública de informes sobre los hallazgos, por ejemplo, para alentar a las organizaciones y equipos “propietarios” de las evaluaciones a responder a los hallazgos.
A menudo es más fácil identificar (1) el uso instrumental previsto, donde una evaluación tiene como objetivo informar una decisión específica, ya sea sobre mejora o continuación / expansión, pero también puede ser útil considerar si existe (2) un uso conceptual o de iluminación intencionado (que cambia la forma de pensar en un programa o una intervención), (3) el uso del proceso (que tiene un efecto en la comprensión, las relaciones y / o las prácticas de las personas a través del proceso de una evaluación en lugar de a través de sus hallazgos) y (4) el uso simbólico (como señalar que una intervención funciona bien o se gestiona de forma eficaz).
2. Anticipemos las barreras de uso
Se han identificado muchas barreras para el uso, incluida la credibilidad y la relevancia percibida de los informes de evaluación, los recursos y la autoridad para realizar cambios en respuesta a los hallazgos, y la apertura a recibir hallazgos negativos (que un programa no funciona o no se está implementando según lo previsto).
3. Identificar los procesos clave y los momentos en los que se necesitan hallazgos, y considerar una serie de ciclos de análisis e informes.
Si dejamos todos los informes para el final del proceso de evaluación corremos el riesgo de perder el momento en el que es necesario tomar decisiones. Y perdemos la oportunidad de desarrollar de manera iterativa la comprensión y el compromiso de utilizar los hallazgos. Muchas evaluaciones están configuradas para fallar porque están diseñadas para entregar hallazgos demasiado tarde, como para informar decisiones clave.
En su lugar, debemos identificar los puntos de decisión y los procesos clave, y el calendario de los informes de evaluación y las actividades deben organizarse en torno a ellos.
Continuará