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En los procesos participativos, incluyendo la evaluación participativa y/o la participación en la evaluación hemos de tener en cuenta: (1) Contexto, (2) Riesgo de tiranías, (3) Errores comunes, (4) Dinánmicas de poder, (5) Las implicaciones de la coproducción de conocimiento:
I. Contextos no participativos
Hay que ser conscientes de que hay contextos donde, sin unos requisitos previos, la participación no es una técnica efectiva, pertinente o viable.
Los procesos participativos:
(1) han sido utilizados en ocasiones como soluciones técnicas y de gestión para lo que básicamente eran problemas políticos.
(2) se han pretendido dar en contextos de desarrollo:
(a) donde la participación no es “realmente” participación,
(b) donde la cultura y la política de una organización impiden procesos realmente participativos al no ser posible que los implicados determinen qué, cómo o para qué se hacen las cosas.
II. La tiranía de la participación
La participación con facilidad puede devenir una tiranía (la tiranía de la participación):
(1) Tiranía de toma de decisiones y control si ignora los procesos de decisión existentes y legítimos.
(2) Tiranía del grupo si las dinámicas de grupos llevan a decisiones tomadas de forma (participativa) que refuerzan a los ya de por sí más fuertes.
(3) Tiranía del método si los métodos participativos sustituyen algunas ventajas que otros métodos pueden proporcionar.
De esta forma es fácil que la participación sea una tiranía cuando se ignora:
(1) el contexto (procesos participativos sin adecuadas capacidades, recursos humanos, tiempo…),
(2) los riesgos (procesos participativos que ignoran las razones para la no participación, presiones de grupo y riesgos de participar, y por lo tanto pueden “dañar” a los participantes) o
(3) el objetivo (participación no responsable, no representativa, burocrática o de interés particular).
III. Errores comunes en los procesos participativos
Desarrollamos algunas debilidades y amenazas acerca de la participación mal entendida y errores comunes en los procesos participativos:
Improvisación: se falla en planificar el proceso y en explicarlo a la gente, y se “queda corto”; los métodos deben ser seleccionados en función de un objetivo claro;
Superficialidad: se recolectan pocos datos, sin cruzar los métodos para profundizar y “triangular” las fuentes;
Premura: se corre hacia las conclusiones, omitiendo la profundización de aspectos poco claros o inexplicados;
Exclusión: se omite la integración en el proceso ciertos miembros de la comunidad, generalmente los más marginados, los menos poderosos, los más críticos…;
Imposición: se abandona la actitud de facilitador en algún momento del proceso y se imponen ideas, dejando de escuchar y aprender;
Manipulación: el proceso participativo se lleva a cabo sólo para satisfacer las necesidades de los técnicos o de algunos líderes que manipulan el proceso para confortar sus propuestas;
Falta de compromiso: se crea confusión si el proceso participativo no resulta de un compromiso inicial claro con la gente: objetivos, resultados esperados, devolución de los productos a la comunidad;
Decepción: un proceso participativo despierta expectativas de la gente. Si no se le da el seguimiento esperado, se habrá otra vez “extraído” información sin devolver nada, y la credibilidad del método mismo quedará afectada en la comunidad.
IV. Respuesta conducida por las personas: poder y participación en el desarrollo y la acción humanitaria
IV.1.El documento “People-Driven Response: Power and Participation in Humanitarian Action” recuerda la idea de que:
(1) el desarrollo y la respuesta humanitaria deberían centrarse en las personas a las que sirve, en lugar de las agencias de desarrollo que las financian
(2) el sistema de cooperación y el humanitario convencional han tenido dificultades para traducir estos compromisos en práctica
(3) los esfuerzos de reforma correspondientes no han logrado ampliar sistemáticamente la rendición de cuentas/responsabilidad hacia y la participación de los receptores de ayuda en los esfuerzos de desarrollo y respuesta humanitaria.
IV.2. Las principales limitaciones han incluido:
(1) estructuras de incentivos desalineadas entre donantes y agencias de ayuda,
(2) desequilibrios de poder entre proveedores de ayuda y receptores de ayuda, y
(3) complejidades operativas y políticas que surgen a nivel de terreno.
III.3.Para producir un cambio sistémico real:
(1) el sistema de ayuda debe ir más allá de los enfoques técnicos y retóricos de la rendición de cuentas/responsabilidad y
(2) comenzar a remodelar las estructuras de poder e incentivos que influyen en la toma de decisiones de ayuda (desarrollo y humanitario).
Algunas recomendaciones que se refuerzan mutuamente centradas en tres imperativos:
(1) asegurar la influencia de los receptores de ayuda en todos los niveles de la toma de decisiones de ayuda;
(2) desarrollar canales independientes para basarse en las prioridades y perspectivas de las personas y/o afectadas por la crisis;
(3) institucionalizar un conjunto de cambios propicios a las prácticas de desarrollo y humanitarias operacionales y de personal.
V. Poder y producción conjunta de conocimiento transformativo
Como implicaciones prácticas o frecen tres mensajes básicos:
1) Las relaciones son importantes
2) El poder moldea la producción de conocimiento
3) La coproducción genera un conocimiento lento
Política y producción conjunta de conocimiento: Cuando se dice que el conocimiento es político, esto a menudo significa que la gente usa el conocimiento -desde documentos científicos hasta la experiencia práctica cotidiana- de maneras que están (o deberían estar) sujetas a debate, negociación y otros procesos políticos.
Pero mirar la coproducción de esta manera muestra que la política no solo comienza cuando se entrega el conocimiento. La creación del conocimiento en sí es política. Y los diferentes significados y lecciones en torno al lenguaje omnipresente de la coproducción, muestran que estas políticas vienen en diferentes formas y sabores. Cada significado diferente tiene diferentes fortalezas y debilidades y lecciones complementarias.
Una consecuencia práctica de esto es que los diferentes conocimientos, los tipos necesarios de conocimiento para la transformación real progresiva, no pueden simplemente agregarse en un solo proceso, definido por métodos y herramientas cuidadosamente codificados (a menudo de marca).
En cambio, en la coproducción de conocimiento para la transformación progresiva se trata de formar tipos particulares de relaciones sociales. Y cuanto más iguales son estas relaciones, menos vulnerable se vuelve el conocimiento a los efectos potencialmente negativos del poder.
Fuente:
Rodríguez-Ariza, C. (2010) “La gestión de la información en organizaciones de desarrollo (vol.II) El caso de los departamentos de las administraciones públicas españolas que trabajan a través de las ONGD. Un reto y un compromiso asociado a la agenda de calidad de la ayuda”. Nº 11 / 2010