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Desde el GMI (Global Management Initiative) en marzo de 2025 obtuvimos el informe: “Western Aid Cooperation in Meltdown”—– Radical Change Required after Critical Self-Reflection.
En este documento se cuenta que la ayuda internacional se encuentra en un punto de inflexión. El reciente informe publicado por el Global Management Initiative (GMI), titulado Western Aid Cooperation in Meltdown, lanza una advertencia urgente a la comunidad internacional: el modelo de cooperación occidental está en crisis profunda, y el sector no puede continuar operando bajo las mismas lógicas del pasado. En un contexto marcado por el colapso de la arquitectura financiera tradicional del desarrollo, el documento no solo diagnostica una crisis estructural sin precedentes, sino que exige una transformación radical en la forma en que entendemos el papel de la cooperación en el mundo actual.
El detonante inmediato de esta crisis ha sido la suspensión abrupta de contratos de USAID bajo la administración MAGA en Estados Unidos, sumada a recortes sostenidos en los presupuestos de ayuda de países europeos clave. Esta combinación ha generado impactos devastadores en millones de personas, el cierre de organizaciones, la pérdida de capacidades operativas y una creciente fragmentación del sector.
No obstante, el análisis del GMI va más allá del financiamiento. El informe conecta esta crisis con una erosión profunda del multilateralismo, ataques al sistema de Naciones Unidas y una creciente hostilidad hacia los valores liberales que han sido históricamente la base de la cooperación internacional: derechos humanos, igualdad de género, diversidad y justicia climática.
Temas centrales del informe
Colapso financiero acumulado de la ayuda oficial al desarrollo (ODA), no como fenómeno aislado, sino como parte de una agenda ideológica.
Desmantelamiento del multilateralismo, acompañado por ataques directos a organismos clave como ACNUR, la Corte Penal Internacional y el Consejo de Derechos Humanos.
Emergencia de un orden internacional basado en la fuerza, en lugar del derecho y los principios compartidos.
Desconexión del sector de ayuda con la economía política global que genera las crisis que se pretende mitigar.
Debilitamiento de los valores democráticos en Occidente, incluyendo la censura del lenguaje inclusivo y la eliminación de temas clave como género o cambio climático.
Conclusiones del informe
El sector no puede limitarse a ajustar estrategias o buscar nuevos donantes. Lo que se requiere es un cambio profundo de paradigma:
Replantearse el propósito, el rol y las formas de operar desde una mirada crítica.
Involucrarse activamente en los debates políticos, sociales y económicos dentro de los propios países donantes.
Fortalecer los vínculos con movimientos sociales, activismo climático y justicia económica, reconectando con las raíces transformadoras de la cooperación.
Apostar por una mayor colaboración y fusión de recursos, frente a la lógica competitiva que ha predominado en las últimas décadas.
Recomendaciones para el sector
Realizar ejercicios de autorreflexión institucional crítica, identificando qué prácticas contribuyen —directa o indirectamente— al status quo.
Reforzar el compromiso con normas internacionales, incluso cuando estas estén bajo ataque.
Reconocer que los tiempos de “proyectos técnicos” aislados han pasado. Hoy más que nunca se necesita una cooperación que actúe como actor político global, sin perder su vocación humanitaria.
Este documento es más que un diagnóstico. Es un llamado urgente a repensar desde las bases cómo y para qué trabajamos en cooperación internacional. La alternativa, como advierte el informe, es la irrelevancia.